Combustibles alternativos y el bunker marino de Panamá

Por José Alberto Rosas R./Ingeniero Naval

La industria naviera se está preparando para un proceso de descarbonización que se llevará a cabo en las próximas tres décadas. En el 2018, la Organización Marítima Internacional (OMI) aprobó la reducción de emisiones para el 2050 en un 50%, con respecto a las emisiones de 2008. Algunas partes interesadas de la misma industria, incluyendo armadores, fletadores y administraciones marítimas están comprometidas con lograr cero emisiones para la misma fecha.

Panamá es un centro de bunker marino, el cual genera 1600 millones de dólares anuales en ventas y miles de empleos en la cadena logística instalada en ambas entradas del Canal, además de ser un complemento a nuestro hub de servicios marítimos.  Para nuestro país es importante adecuarse con tiempo a estos cambios.

La descarbonización es un hecho, y está produciendo cambios tecnológicos y operacionales en los buques, los cuales son nuestros clientes directos en Panamá. Esto comenzará inicialmente con las embarcaciones de nueva construcción, y paulatinamente se irá extendiendo a buques existentes. Debido a que la tecnología no ha madurado aún lo suficiente, es probable que los buques nuevos sean construidos para cambiar de combustible, en algún punto intermedio de su vida útil, y que incluso, algunos tengan la capacidad de operar con dos tipos de combustibles distintos.

A más largo plazo, la matriz energética estará muy diversificada, con distintas opciones de combustibles tales como LNG, LPG, metanol, amoniaco e hidrógeno. En el corto plazo, el LNG se considera un combustible de transición durante la presente década, ya qué es la tecnología con mayor grado de maduración disponible, y además hay que comenzar a mostrar resultados inmediatos con respecto a las emisiones. Se prevé que el LNG pierda fuerza más adelante si la industria marítima se decanta con combustibles alternativos que no generen emisiones y si estas tecnologías alcanzan un grado de madurez adecuado para la industria.

Ante ese escenario, ¿Cómo debemos prepararnos? ¿Jugamos un rol en este proceso? ¿Qué está ocurriendo en los otros centros marítimos de búnker? ¿Debemos esperar a que haya un panorama más claro con respecto a los combustibles o comenzar a prepararnos desde ya?

Hay más preguntas que respuestas en este momento, sin embargo, como país de tránsito y abastecimiento de bunker debemos prepararnos. De hecho, una de las limitaciones que ha tenido el LNG como combustible marino ha sido la falta de infraestructura de suministro a nivel mundial.

Podemos encontrar algunas respuestas observando lo que ha estado ocurriendo en otros centros de bunker a nivel mundial. Por ejemplo, el gobierno de Singapur ha establecido un centro para promover las tecnologías de descarbonización en la industria marítima y además ha financiado la construcción de siete buques propulsados por LNG y una facilidad de suministro por medio de camiones cisterna con un costo total de aproximadamente USD12 millones, con el objetivo de crear un mercado interno y obtener experiencia y conocimiento en el manejo de este combustible.

Durante el 2021, habrán comenzado operaciones varios buques de suministro de combustible de LNG por medio de iniciativas privadas vinculadas a la demanda generada por el mismo mercado en distintos lugares, tales como EE.UU., Singapore, Rotterdam, entre otros.

Un combustible que ha tomado relevancia recientemente es el metanol, después del anuncio de AP-Moller Maersk de que adquirirá los primero ocho buques portacontenedores propulsados con este combustible y los cuáles serán entregados a partir del año 2024. Aunque la empresa no ha anunciado aún los puntos de abastecimiento y bunker para estos buques, este combustible le da una mayor flexibilidad con respecto a la cadena de suministro y abastecimiento con respecto a otros combustibles (por ejemplo, LNG). Cabe destacar que las dimensiones de estos buques contratados permiten su paso por el Canal de Panamá, por lo que no se descarta que estos operen utilizando nuestra ruta una vez entren en operación.

Panamá debería comenzar a discutir sobre los combustibles alternativos y cómo estos afectaran a la industria del bunker en el futuro próximo, así como establecer una hoja de ruta para su desarrollo. El ejemplo de Singapur de crear un mercado interno de LNG debe ser analizado y discutido, ya que la experiencia en el manejo y almacenamiento de los combustibles es importante tanto desde el punto de vista comercial como técnico. Igualmente, se deberían analizar las ventajas competitivas de nuestro país con respecto a cada uno de los distintos combustibles alternativos, considerando la ubicación de los posibles lugares de producción de estos y el potencial de energía renovable de los países cercanos, por la influencia que podría tendrá en su producción y costos y los cambios que esto puede generar en la cadena de suministro.

Nuestro país cuenta ya con infraestructuras básicas que podemos utilizar en este camino. Disponemos de una facilidad de almacenamiento y suministro de LNG en el Atlántico, que nos permite convertirnos en un hub de este combustible en la región. Igualmente, la Universidad Marítima Internacional de Panamá estableció un Centro de Cooperación y Tecnología Marítima, el cual puede ser un canal de encuentro entre autoridades, industria y la academia para definir nuestra hoja de ruta y proyectos de investigación y desarrollo e inversión para los próximos años.

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