Panamá, 21 de noviembre de 2025. El Puerto de Pireo, en Grecia —una de las terminales de contenedores de mayor movimiento en Europa y operada por una filial de la compañía china COSCO— se ha convertido en un nuevo foco de tensión geopolítica entre Estados Unidos y China, en un escenario que recuerda lo ocurrido recientemente en Panamá.
La disputa se desarrolla sobre una infraestructura que, en apenas una década, pasó de ser un puerto mediterráneo de rendimiento discreto a convertirse en un centro logístico estratégico. En 2009, la filial Piraeus Container Terminal (PCT), perteneciente a COSCO Shipping Ports, asumió la operación de dos de las tres terminales de contenedores. Posteriormente, en 2016, COSCO adquirió el 51 % de la Piraeus Port Authority (PPA), la autoridad portuaria estatal, como parte del proceso de privatización impulsado por el gobierno griego durante su crisis financiera. Esa participación aumentó en 2021 hasta alcanzar aproximadamente el 67 %, consolidando el control chino sobre la mayor parte de las operaciones portuarias y asegurando una concesión vigente hasta 2052.
El impacto fue inmediato: el puerto pasó de mover menos de 1 millón de TEUs en 2010 a superar los 5,6 millones en 2019, ubicándose entre los cinco primeros de Europa. Aunque en 2024 el tráfico bajó a alrededor de 4,2–4,8 millones de TEUs, el Pireo continúa siendo un nodo clave en la red marítima de la Franja y la Ruta.
Este crecimiento, sin embargo, también convirtió al puerto en un símbolo del avance de China sobre infraestructuras estratégicas en Europa, lo que alimentó las preocupaciones de Washington. En este contexto, la embajada china en Grecia lanzó fuertes críticas contra Estados Unidos y, particularmente, contra la nueva embajadora estadounidense en Atenas, después de que esta calificara como “desafortunado” que COSCO fuera propietaria de un puerto griego y señalara que existían mecanismos para revertir esa situación, incluida la posible venta del Pireo.
Las declaraciones desencadenaron una respuesta inmediata de Pekín, que acusó a Washington de interferir en asuntos internos y de intentar bloquear la expansión legítima de China en el sector portuario global. La controversia se produce poco después de que la administración Trump insistiera a principios de este año en que China “controlaba” el Canal de Panamá, comentario que ya había generado repercusiones diplomáticas en la región.
Para China, el Puerto de Pireo representa uno de los proyectos emblemáticos de su iniciativa de la Franja y la Ruta, un enclave que conecta directamente el Mediterráneo con las rutas marítimas asiáticas y reduce tiempos de tránsito hacia el corazón de Europa. Para Estados Unidos, en cambio, se trata de un caso que refleja los riesgos de permitir que una potencia rival gestione nodos críticos del comercio internacional.
El choque diplomático en Atenas confirma que los puertos —al igual que el Canal de Panamá— han dejado de ser simples infraestructuras logísticas para convertirse en piezas centrales de la competencia estratégica entre Washington y Pekín.

